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Una experiencia rodeada de producto y temporalidad.
En este restaurante del barrio de Salamanca el Chef Miguel Carretero, reinterpreta y actualiza desde 2017 platos tradicionales, trabaja bien la caza, cuida las presentaciones y brinda además un menú degustación en torno a los montes donde transcurrió su infancia (Ciudad Real) y sus productos. El componente emocional es significativo en una propuesta sobrada de técnica donde impera el producto manchego. Escabeches y encurtidos caseros le aportan identidad y la carta de vinos se amplía con vermú y cerveza.
Cabe destacar que se alzó con el premio a la mejor croqueta de España en 2018 y en 2022, un IMPRESCINDIBLE a pedir si se decide acudir a este restaurante.
Así mismo está recomendado en la afamada Guia Michelín, y dispone de un sol en la Guía Repsol. El servicio es impoluto al igual que la técnica y presentación de los platos, destacando, su cierva asada con remolacha en texturas, la lubina asada, y platos menos sofisticados, pero igual de deliciosos como el torrezno o las croquetas de campeonato.
Respecto a los postres, el flan, es probablemente el mejor flan que me haya comido en la vida, al igual que su buenisima tarta de queso.
Respecto a los precios, se trata de un restaurante con un precio medio/alto, debido a la calidad del producto y la sofisticación de los platos, unos 40/50 euros por persona aproximadamente.
El ambiente, con todo lujo de detalles, apto para todo tipo de publico, a excepción, de menores de 10 años, donde quizás, ni el lugar ni la gastronomía, sea la mas adecuada.
Para mi una experiencia inolvidable en todas las visitas realizadas.